Desde que anunciaron la fecha, por allá a finales de agosto, me emocioné bastante: “20 de noviembre, Jake Bugg en México”. Este joven inglés de tan solo 20 años de edad, quién ya estuvo nominado al Mercury Prize por su gran talento musical, visitaría por tercera ocasión nuestro país y por fin, después de que hace un año no lo pude ver en el Festival Corona Capital, estaba ansioso de disfrutar en vivo su canción (mi favorita) “Lightning Bolt”, por conocer su más reciente material discográfico “There’s a Beats and All We Feed It” y, de paso, ver a Juan Cirerol (encargado de abrir el concierto).
Así que compré mis boletos desde agosto sin fijarme mucho en la fecha del evento (el 104 Aniversario de la Revolución Mexicana); cuál fue mi sorpresa, que ese día México estaba paralizado por distintas marchas en protesta por lo ocurrido en el Estado de Guerrero. La noche del 26 de septiembre (un mes y cinco días después de la preventa), un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa decidieron viajar a la Ciudad de México con la intención de apoyar las marchas que, año con año se realizan en memoria de los estudiantes caídos el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. Lamentablemente corrieron con la misma suerte, el saldo: 43 normalistas desaparecidos y un país profundamente herido.
Desde la noche del miércoles 19 de noviembre anunciaban que el DF sería intransitable, que cancelarían ese ridículo e hipócrita desfile militar, que sería mejor evitar a toda costa manejar por la ciudad. Tomando en cuenta que, aparte de cruzar de Tlalpan a Polanco para llegar al José Cuervo Salón, tenía que viajar de Cuernavaca al Distrito Federal, decidí no ir a ver a Jake Bugg.
Sí, $1,000 pesos de dos boletos (más cargo Ticketmaster) tirados a la basura, ¿Por qué? por un mayor y mejor sueño. $1,000 pesos (más cargo Ticketmaster) no significan nada al compararlos con lo que me tocó ver el día de ayer: Mi país y gran parte del mundo unidos para levantar la voz en contra de otro más de los atropellos que, a lo largo de la historia, le hemos tolerado a un gobierno corrupto y asesino; a un sistema podrido que no cambia por el color de sus partidos, (si venden a la patria ¿ustedes creen que les importa vender sus ideales, vender a sus propias madres? Si ni tienen).
De haber sabido que el 20 de noviembre de 2014 tantos seres humanos en México y el mundo saldrían a ejercer su derecho a manifestarse, vendo los boletos de Jake Bugg y reservo uno en primera fila para ver de cerca el despertar de un pueblo cansado de las injusticias.
¡¿Caos vial?! Es más peligroso el caos social en el que vivimos desde hace décadas por culpa de la impunidad, el cinismo, los atracos, el desfalco, la complicidad, la violencia y la sumisión. Aquellos que se preocupan más por el tráfico vehicular que por tráfico de drogas o de influencias, merecen que un hampón como Peña Nieto los gobierne, pero no sean cabrones, no nos lleven entre las patas a los que pensamos que hay una mejor forma de hacer las cosas, menos sanguinaria y mucho más equitativa. Por supuesto que todos tenemos derecho a transitar, pero también a protestar; y a todo esto, ¿de qué sirve transitar, si lo hacemos todos los días con un grillete y con una mordaza?
Me consuela ver cómo al pasar de los años cada vez son más los que se suman a estas marchas, porque ante crímenes e injusticias de esta naturaleza, es casi imposible no conmoverse. Pero al mismo tiempo me desconsuela saber que tendremos que esperar solo un poquito más para que la situación les pegue de forma directa a los que aún no se han sensibilizado, y así finalmente seamos tod@s, los que luchemos en contra de un régimen que ya es insostenible, y juntos “levantemos dos dedos para decirle adiós al pasado”; justo como lo propone Jake Bugg en su tema “Two Fingers”✌️
por @JoseManuelRadio